MADERO UN TRAIDOR NO UN APOSTOL DE LA DEMOCRACIA

 

¿LUCHA ARMADA POR EL PODER O REVOLUCIÓN SOCIÁL LA REVOLUCION MEXICANA?

Por: Polibio de Arcadia

En el principio fue la Revolución y esta se hizo verbo y encarno en las instituciones, es decir, en un Estado fuertemente centralizado que logro hegemonizar la vida política suscitando el consenso de las mayorías y recurriendo a la fuerza cuando esto no sucedía.

Carlos Martínez Assad

INTRODUCCIÓN

Con el surgimiento del Estado-nación, surgió a la par la identidad nacional, como forma de legitimación de este (García Castro, 1993) sentando las bases de una nueva realidad social, por ello, como el Estado es el producto de la actividad humana, pues en su esencia se compone de un conjunto de relaciones con los hombres, donde nos preguntamos ¿Por qué debe de existir el Estado? ¿Por qué debe existir el Estado con su poder coactivo? ¿Por qué debe el individuo someter su voluntad a la de otro? ¿Por qué y en qué medida debe el hombre sacrificarse a la comunidad, perdiendo su identidad personal?

Si contestamos estas preguntas, habremos encontrado la razón de ser del Estado-nación y de la identidad nacional: como instrumento ideológico y de su interrelación social: el apoyo de su existencia, como apunta Walzer, llamar Estado-nación:

…no significa que tengan una población que sea homogénea desde el punto de vista nacional (o étnico o religioso). La homogeneidad es poco común, por no decir inexistente en el mundo de hoy. Al hablar de Estados-nación, queremos decir que un único grupo dominante es el que organiza la vida común, de una forma que refleja su historia y su cultura propias, y el que, si las cosas van como se pretende, hace avanzar la historia y mantiene la cultura. (2003:88).

En el caso de México, desde que se logró  lo que se ha llamado proceso de independencia de España y aunque no surgió un Estado-nación como tal sino hasta los primeros años post revolucionarios (Meyer, 1977) se intentó sin éxito ese proceso identitario nacional sobre las cenizas del Imperio Azteca y de los otros señoríos que existían con su identidad propia en lo que se llamó Nueva España.

Donde podríamos decir en un sentido muy general que la identidad nacional podría ser definida como: el sentimiento de pertenencia de un individuo con una nación, donde una elite minoritaria se encargó de sentar las bases (por decreto dicen algunos autores) para que ese individuo se sintiera parte.

Los primeros elementos de los mitos nacionales para justificar la creación de México y de la identidad nacional, han sido: la exaltación de la virgen de Guadalupe al haber Hidalgo usado su imagen como estandarte, de Moctezuma y Cuauhtémoc como héroes, al lado de Hidalgo y Morelos.

Después de la Intervención francesa, como una forma de ensalzar el patriotismo se hace una férrea mención a los símbolos patrios, la bandera, el escudo nacional, el himno, las celebraciones cívicas y las fiestas oficiales. El régimen porfiriano, también se ocupó de extender los símbolos nacionales a través del sistema educativo. Al mismo tiempo, se esforzó por ser cosmopolita, mientras la diversidad étnica existente en el país fue excluida, objeto de duros sistemas de trabajo, esclavización indirecta con las tiendas de raya, deportaciones y persecuciones.

En este escenario, Andrés Molina Enríquez (Basave, 2002:70):

Clarifica la idea de mestizaje como base de la identidad nacional, arquetipo del mexicano, consideraba que la nacionalidad podría unir a los mexicanos, la cual sólo se lograría mediante el mestizaje de la población, que eliminaría las diferencias. Esta unidad y por ende lo mexicano, devendría de la homogenización mestiza, esta resolvería las diferencias que ocasionaban los problemas sociales del país. La unidad de origen disolvería a los criollos que se consideraban superiores por su origen europeo, paralelamente la unidad de tipo (físico) se lograría por la fusión de criollos e indios en el tipo mestizo, la unidad religiosa se lograría con la aceptación (por parte de algunos mestizos) del catolicismo practicado por la gran mayoría de la población, la unidad del lenguaje con la enseñanza del español a todos los mexicanos y finalmente la unidad el estado evolutivo al adelantar a los indígenas y mestizos y el retrasar a los criollos.

La Revolución Mexicana fue campo fértil para la continuación de la idea del mestizaje como fundamento de la identidad nacional, al mismo tiempo que el Estado nacionalista se consolidaba como su resultante.

El Estado surgido de la Revolución fue el encargado de reinventar una identidad nacional y sobre todo de difundirla por todo el país, con nuevos personajes en el santoral nacional para justificarse: Zapata, Villa, Carranza, Madero, y con dos nuevos elementos ideológicos que querían resumir el objetivo de lo que supuestamente fue la Revolución: Sufragio Efectivo. No reelección y Democracia y Justicia Social, que se los apropio un Partido político: PNR, PRM y después PRI.

Surgió así el nacionalismo mexicano, simbólico, cargado de imágenes difundidas desde las instituciones primarias, para dotar de sentido a la sociedad. El nacionalismo revolucionario se caracteriza por su antiimperialismo, la afirmación de las nacionalizaciones, un fuerte Estado interventor apoyado en una amplia base de masas y por la supervaloración de la identidad mexicana como fuente de energía política. (Bartra, 1989:199).

Sin embargo, independientemente del éxito que pudo haber tenido esta producción de sentido desde el Estado, los cambios experimentados a nivel mundial en el último tercio del siglo XX, con la caída del Muro de Berlín, el derrumbe de la Unión Soviética, la fragmentación de Yugoslavia y Checoslovaquia, que dio origen a otros Estados-nación, más aun hoy, con los procesos de independencia de los catalanes y kurdos frenados con violencia por parte de España e Irak;  han puesto en duda la existencia de la identidad nacional homogénea creando una crisis de sentido, en México con el surgimiento del EZLN en 1994 es el corolario de esa crisis, máxime que:

…la construcción de la identidad nacional ha formado parte de un largo proceso en muchos casos impositivo y autoritario, a cargo de diversas instituciones nacionales que han sido las responsables de construir  ese imaginario de identificación y pertenencia para todos los habitantes  del territorio considerado nacional. (Pere Ruiz, 2005: 112)

Partiendo de estas premisas es que al hablar de la identidad nacional y la Revolución Mexicana quiero hacer algo más: y es argumentar en base a lo investigado y a mi propia reflexión de que la identidad nacional no solo en México sino a nivel mundial no existe dada la heterogeneidad de pensamientos, podríamos hablar, si, de un carácter nacional el cual se entiende como:

…la constitución de los rasgos de carácter, por las disposiciones relativamente constantes para actuar de un modo determinado y reconocible en diversas circunstancias, que la mayoría de los miembros  adultos de una colectividad nacional, no necesariamente coincidente con una sociedad o con un estado, pero participes de una misma cultura. (Gallino, 2005:107-108).

Para ello primeramente responder la pregunta ¿lucha armada por el poder o revolución social? analizando coyunturalmente los antecedentes previos al proceso de lo que se ha llamado como Revolución Mexicana, que fue más una forma de institucionalizar la lucha por el poder que un verdadero cambio de régimen, siendo que se construyó sobre los escombros del régimen porfirista, con instituciones y clase política de dicho régimen. Por ello parto de la premisa de que lo que ocurrió fue una lucha armada por el poder y no una Revolución social que iba a cambiar el orden establecido en lo económico más allá de lo político.

Para ello en primer término reseñare y analizare el libro “La sucesión presidencial de 1910”, de Francisco I. Madero que es el preámbulo de esa lucha por el poder, donde se menciona la problemática de la época, pero que no propone nada concreto para solucionarlo.

En segundo término, analizar la elección presidencial de 1910 que fue el inicio de la lucha por el poder, donde mencionare la atipicidad de dicho movimiento, al terminar en menos de un año, pero que se alargó por casi 10 años por dejar intacto al antiguo régimen.

En tercer lugar, analizar los resultados de esa lucha armada por el poder, que tiene mucho que ver con el proceso de la identidad nacional, que sirvió más para legitimar al régimen, al apropiarse de las banderas que Zapata y Villa pregonaron como la justicia social.

¿LUCHA ARMADA POR EL PODER O REVOLUCIÓN SOCIAL?

Lo que distingue a la Revolución Mexicana es la carencia de un sistema ideológico previo y el hambre de tierras. Los campesinos mexicanos hacen la revolución no solamente para obtener mejores condiciones de vida, sino para recuperar las tierras que en el transcurso de la Colonia y del Siglo XIX les habían arrebatado encomenderos y latifundistas. (Paz, 2002:153-154).

 Este es el escenario después de 30 años de dictadura porfiriana, donde las masas que lo único que tenían era su fuerza de trabajo difícilmente podrían sentir una identidad nacional como mexicanos, cuando eran tratados como si vivieran a un en la Colonia como esclavos, (donde las tiendas de raya eran el símbolo de ello), siendo que habían pasado algo más de cien años de la Independencia, sin embargo como dice Paz “…dada la ausencia de precursores ideológicos y la escasez de vínculos con una ideología universal constituyen rasgos característicos de la Revolución y la raíz de muchos conflictos  y confusiones posteriores” (2002: 149); lo que llevo a una lucha armada por el poder y no una revolución social.

Esa atipicidad de este hecho histórico es de suma importancia en vista de fue encabezado por alguien que no conocía de la situación económica y social imperante, me refiero a Francisco I Madero, el cual con su libro “La Sucesión Presidencial de 1910” entro al escenario para encabezar este movimiento; el cual al derrocar a Porfirio Díaz en un corto tiempo, no solo no lo juzgo, sino que amnistió a todos los que cometieron crímenes contra la población e inicio un gobierno con las estructuras políticas intactas, lo que detono en su asesinato y dio pie a una dictadura en la figura de Victoriano Huerta que el mismo encumbro, para pasar de nuevo a la lucha por el poder, dejando de lado la lucha social, hasta llegar a Carranza quien se autonombro el Jefe de la Revolución, detonando en su asesinato y en el inicio de la institucionalización de la Revolución en un Partido político, enterrando las reivindicaciones sociales que hicieron los hermanos Flores Magón, Zapata y Villa.

2.-1 LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL EN 1910 DE MADERO

Después de las huelgas de Cananea y Rio Blanco; las de las fábricas de hilados de Querétaro, Monterrey y San Luis Potosí; las de los trabajadores ferrocarrileros y   los textileros de Puebla, Veracruz, Tlaxcala y el Distrito Federal, durante 1906.

Así como la famosa entrevista de James Creelman a Porfirio Díaz, en febrero de 1908 donde desliza la idea de que para 1910 dejaría el poder al no presentarse a una reelección más; lo que generó una efervescencia política surgió un personaje que no había tenido ninguna experiencia política y menos el acercamiento con los problemas de la población: Francisco I Madero con su libro “La Sucesión Presidencial de 1910”, el cual reseña el estado de cosas imperante en el régimen de Díaz, pero no propuso nada concreto al centrarse en lo político y no en la realidad social que desconocía, creyendo que con un cambio de régimen por antonomasia todo cambiaria.

Haciendo un análisis de este libro, pondré de manifiesto lo que he venido señalando que lo que ocurrió en el País, no fue una Revolución social sino una lucha por el poder.

2.-1A CAPÍTULO I “EL MILITARISMO EN MÉXICO”

Hace un recorrido desde la dominación española en lo que sería México, la dictadura de Santa Anna, la Presidencia de Comonfort, hasta culminar con la Revolución,  de Tuxtepec que dio origen a la dictadura de Porfirio Díaz y define el termino de militarismo “…nos referimos  exclusivamente a los militares insubordinados, sin conciencia, que han abrazado la noble carrera de las armas, no con el fin levantado de defender a su patria, sino con el de llegar a dominarla para satisfacer pasiones ruines y su insaciable ambición”. (Madero, 2012: 78).

 

2.-1B CAPÍTULO II “EL GENERAL DÍAZ, SUS AMBICIONES, SU POLÍTICA Y MEDIOS DE QUE SE HA VALIDO PARA PERMANECER EN EL PODER”

En este capítulo llama la atención las contradicciones, primero la deferencia que le tiene Madero al dictador y llamarlo estadista, lo cual se repite en los demás capítulos, donde expone si, su permanencia en el poder, las formas de que se ha valido para seguir en la Presidencia, pero pone en duda que se haya enriquecido como señala la oposición al decir que:

…no damos crédito a tales rumores, fundándonos en sus costumbres tan sencillas, en la educación que ha dado a su hijo, haciéndolo trabajar para que labrase de un modo lícito su fortuna; en que su administración, se ha distinguido por el orden en el manejo de los caudales de la nación, sin el cual hubiera sido imposible nivelar los presupuestos y presentar sobrantes en la tesorería. Además, un hombre que tuviera tal sed de dinero, sería un ente vil, completamente despreciable, y nunca hubiera poseído ni la energía ni el prestigio suficientes para dominar por más de treinta años a la república, ya que felizmente no está a tal punto pérdida la dignidad nacional. (2012: 127).

Segunda contradicción, después de ensalzarlo, manifiesta lo que ha sido para el País, tantos años de dictadura con la perdida de libertades, haciendo un paralelismo con el Emperador Romano Augusto, que acabó con las libertades romanas a la vez que con las causas de su grandeza, y dio principio con su despotismo a la era de la decadencia de aquel gran imperio. (2012: 133).

Señala una cita del historiador Tácito en relación a Augusto para manifestar lo que fue Roma bajo su mando:

Desde que sedujo al soldado con dádivas; al pueblo con distribuciones de trigo; a todos por el encanto del reposo, principió a elevarse poco a poco y atrajo hacia a él todo el poder del Senado, de los magistrados, de las leyes. Nadie se oponía: los republicanos más dignos habían sucumbido en las batallas y en las proscripciones, los nobles que subsistían se elevaban en riquezas y en honores a medida que aumentaba su servilismo; aquellos que habían sido elevados por los nuevos acontecimientos, amaban más el presente y su seguridad que el pasado y sus peligros. (2012: 133).

Estas ambigüedades tendrán sus consecuencias al momento de llamar a la Revolución, que como se sabe le propuso al dictador ser el Presidente y Madero el Vicepresidente para según el al no tener mucho tiempo de vida, el poder por inercia pasaría a Madero, lo cual no fue así.

Más adelante en este capítulo reseña las formas de la permanencia en el poder de Díaz, al aplicar su política centralizadora y de hacer a un lado a sus enemigos de diversas maneras:

 …intentando seducirlas, ofreciéndoles puestos públicos de importancia, o proporcionándoles el modo de enriquecerse fácilmente; solo con los irreductibles, con los que no han querido doblegarse y han rechazado toda capitulación, ha empleado el rigor: a unos los hizo abandonar el suelo patrio; otros lo abandonaron por sí solos; algunos fueron nulificados, valiéndose para ello de una paciencia, de un arte en el que nadie le supera; por último, algunos, los menos por cierto, han desaparecido de la escena política, por medio de procedimientos cuya legalidad es muy discutible. (2012: 137).

El resto del capítulo habla de la forma de como Díaz le dio la vuelta a la Constitución en lo relacionado con la no reelección al dejar en la Presidencia al general Manuel González, alguien sin capacidad de gobierno.

Lo que dio origen a un desastre en el País, abriendo la puerta para ser invitado de nuevo Díaz a la Presidencia y por ende a la reelección indefinida al apoyarse en los Gobernadores, generando disturbios donde gobernaba alguien a fin al general González, para llamar a elecciones y con se pretexto e imponer a alguien a fin, y los Diputados y Senadores para tal fin:

…con tal política, logró que todos los miembros del Congreso y del Senado, así como la mayoría de los gobernadores, fueran de sus incondicionales, y entonces reformó de nuevo la constitución; pero a fin de no alarmar a la república ni a muchos de sus amigos que también codiciaban la silla presidencial, se reformó en el sentido de que solo una vez podía ser reelecto el presidente de la república. A la vez quedaron facultados los gobernadores de los estados para reformar las constituciones locales en el mismo sentido. El pacto estaba celebrado. El general Díaz apoyaría a los gobernadores para que se reeligieran indefinidamente, y estos lo sostendrían contra todo viento y marea en la silla presidencial. (2012: 143)

Con todo y que demuestra la ambición de poder del dictador, como he señalado, las ambigüedades de Madero son la constante, en este punto igual señala que “…no es fácil encontrar un militar que supere al general Díaz, pues su gran moderación en el poder, es admirable y difícil de igualar”. (2012: 146).

¿Moderación por el poder por 30 años? Y para seguir con esas contradicciones remata diciendo que:

El  general Díaz ha prestado dos grandes servicios a la patria: acabar con el militarismo que perdió ya su falso brillo y su engañoso prestigio en treinta años de paz, y borrar los odios que dividían a la gran familia mexicana, por medio de su hábil y patriótica política de conciliación y aunque él se haya apoyado en esta política para conservar el poder, no por eso pierde su mérito, sino al contrario da testimonio de él el éxito obtenido. (2012: 146-147).

2.-1C CAPÍTULO III “EL PODER ABSOLUTO”

Donde define que:

Por consiguiente, las mejores pruebas de que un pueblo está gobernado por un poder absoluto, son a saber: que no hay nunca oposición ostensible, que no existen partidos políticos, que la prensa independiente apenas vive y es muy tímida, y por último, la más concluyente de todas, es que los funcionarios públicos resultan siempre electos por unanimidad de votos, y con la misma unanimidad las cámaras aprueban los actos del gobierno. (2012: 159).

Hace un recorrido por los diversos gobiernos absolutos, empezando por los latinoamericanos, después por la antigüedad, Egipto, Asia, y el poder absoluto y la democracia en la Europa antigua, hace una reflexión sobre las consecuencias del poder absoluto que:

…han  sido sumir a los pueblos en la obscura noche de la ignorancia y del fanatismo, haciéndoles perder la noción de su dignidad y olvidar el amor patrio (…) ha sido la causa de todos los males de la humanidad; que en los pueblos donde se ha arraigado más hondamente, ha llegado a matar toda dignidad, todo patriotismo, y causado la ruina de los más grandes imperios. (2012: 164 y167).

En este capítulo no podía faltar la ambigüedad y la candidez de su pensamiento, en vista de que si señala que todas las libertades son suprimidas, donde ha matado la dignidad de los pueblos y que ha sido la ruina de grandes imperios, remata contradiciéndose al mencionar  que… “por más actividad y buena intención de quien ejerce el poder absoluto, no puede saber lo que pasa lejos de él, sino por el intermedio de sus mismos amigos, de los empleados que él nombra, y que lo engañan sobre el verdadero estado de las cosas”. (2012. 178).

2.-1D CAPÍTULO IV “EL PODER ABSOLUTO EN MÉXICO”

Entra de lleno a lo que pasa en México, aunque de nuevo continua con ambigüedades e intenta justificar a Porfirio Díaz, llamando faltas en lugar de violaciones a la Constitución lo que deviene en delitos, señalando:

…resulta que en la república se han cometido graves faltas, y aunque no lo han sido directamente por el general Díaz y en muchos casos se han llevado a cabo contra su voluntad, no por eso deja él de ser el verdadero responsable ante los ojos de la nación y ante el severo juicio de la historia. (2012: 184).

Si Díaz es tanto jefe de Estado, como jefe de gobierno, es responsable de todo lo que sucedió en su gobierno, decir que fueron contra su voluntad, demuestra que Madero no tenía idea de lo que es el Estado de Derecho, donde todo lo que ocurre en un País, repercute jurídicamente en el titular del Jefe de Gobierno, al en su nombre delegar en otros los asuntos públicos.

Más aun con todo y treinta años de dictadura porfiriana lo llama patriota al señalar que:

Ya lo hemos dicho, el general Díaz desea hacer el mayor bien posible a su patria, siempre que sea compatible con su permanencia indefinida en el poder, dando por resultado que los esfuerzos portentosos del habilísimo hombre de Estado son paralizados por la personalidad del general Díaz; sus nobles arranques de patriotismo moderados por su egoísta ambición. (2012: 185).

Madero no solo desconocía el Estado de Derecho, sino que tergiverso por desconocimiento o mala fe acontecimientos históricos de la época, al hacer un balance de la administración de Díaz, menciona diversos conflictos internos: la guerra de Tomochic, la guerra del Yaqui, la guerra con los indios mayas, las huelgas de Puebla y Orizaba.

 Señala que en la guerra de Tomochic:

La nación no supo nunca la verdadera causa de esa guerra; pero se dijo que fue ocasionada porque los habitantes de aquel pueblo, que se encuentra en el corazón de la Sierra Madre, no querían pagar las contribuciones, o algo tan baladí e insignificante como eso…Hermanos matando a hermanos y la nación gastando enormes sumas de dinero, por la ineptitud o falta de tacto de alguna autoridad subalterna. (2012: 186).

Primero no fue por algo tan baladí como no pagar impuestos como ignorantemente decía Madero, la razón fue que los pobladores, mayormente mestizos,​ inconformes con los abusos de los caciques locales y la pérdida de autonomía frente al proyecto centralista del porfiriato, declararon su autonomía el 1 de diciembre de 1891, lo que genero si, en la exterminación del pueblo y mientras para Madero lo que más le preocupaba era el dinero gastado en esa guerra lejos de condenar la masacre y responsabilizar a Díaz por ser el, el comandante supremo del ejército, le preocupa más que las contribuciones origen de esa hecatombe no fueron pagadas. (2012: 187).

En el segundo conflicto, la guerra del Yaqui, hace si una descripción las razones del conflicto donde el porfiriano había desconocido la posesión comunal de los pueblos indígenas como un primer paso hacia la colonización de amplios terrenos que se consideraban “improductivos”. Dicha resistencia de los yaquis a la colonización se remontaba a la época colonial, pero durante el gobierno de Díaz fueron objeto de abierto etnocidio y de deportaciones a Yucatán, como una forma de minar el ánimo guerrero de los Yaquis. (2012: 189-190).

Con todo eso, Madero no hace una abierta condena a ese etnocidio y deportación, en cambio señala que:

A la nación le hubiera convenido más conservar esa colonia, que con su trabajo fecundaba una fértil región de la república, y que, en caso de guerra extranjera, hubiera prestado importantísimo contingente, pues los yaquis han demostrado que si son excelentes labradores, también son incomparables guerreros. (2012: 193).

Mas a un demostrando su poco tacto y conocimiento y respeto de los pueblos originarios donde les llama indios y no indígenas, así como incivilizados;  sino que para evitar esa guerra y el gobierno quedarse con sus tierras, habría que haber usado el modelo de reservaciones que tanto daño le hicieron a los pueblos originarios de Estados Unidos, al señalar que:

Para seguir esta conducta, encontramos un antecedente en la observada por el gobierno americano, que ha dedicado a los indios y les ha reconocido como propiedad para que lo habiten, un vastísimo territorio. Nuestros vecinos del norte han preferido civilizar aun a gran costo, a los indios, antes que exterminarlos, y vamos que en aquel caso se trataba de indios bárbaros, indomables y de raza distinta de los americanos del norte, mientras que aquí se trataba de indios pacíficos, dedicados a la agricultura. El mismo gobierno mexicano ha seguido ese saludable ejemplo, dedicando con buen éxito una fértil región en el estado de Coahuila en un punto llamado Nacimiento, sobre las márgenes del río Sabinas, para que lo habiten exclusivamente los indios lipanes y comanches, que eran el terror de la comarca y ahora viven en paz, civilizándose lentamente. (2012: 194).

Y en un acto que indigna donde de nuevo justifica a Díaz al señalar que:

Indudablemente que el general Díaz, como hombre de Estado, como patriota, lamenta las consecuencias de esa guerra; pero tales consecuencias son el fruto inevitable de su política absolutista, indispensable para satisfacer su ambición personal. Así siempre veremos las flaquezas del hombre entorpeciendo la acción del estadista. (2012: 195).

En la guerra con los indígenas mayas que no indios como el erróneamente dice, no tenía ni idea de lo que estaba hablando, se demuestra su desconocimiento de los acontecimientos sociales y demandas de los pueblos originarios, solo atina a decir que:

Hemos sabido por algunos yucatecos, que los indios estaban en paz cuando fueron sorprendidos por las fuerzas federales, y según parece, no estaba justificada esa guerra, porque ya lo hemos dicho, la civilización no se lleva en la punta de las bayonetas, sino en los libros de enseñanza; no es el militar quien ha de ser su heraldo, sino el maestro de escuela. (2012: 196).

Lo que ocurrió ahí fue una Guerra de Castas movimiento social que los nativos mayas del sur y oriente de Yucatán iniciaron en 1847 contra la población de blancos (criollos y mestizos), que se encontraba establecida en la porción occidental de la península de Yucatán, La inconformidad del pueblo maya era patente desde antes de la independencia de México, dadas las condiciones de vasallaje que las que se encontraban, aun con su enorme superioridad numérica en la península de Yucatán, lo que generaba en la región  un estado permanente de tensión social. Guerra que terminó oficialmente en 1901 con la ocupación de la capital maya de Chan Santa Cruz por parte de las tropas del ejército federal mexicano.

Como puede verse no fue un movimiento sin importancia y mucho menos había paz como el irresponsablemente lo dice, al como señale desconocer la realidad social del País.

En lo relacionado con las huelgas de Puebla y Orizaba, su pensamiento es más el de un empresario, sus acciones hablan más como un burgués que como un líder social, claro nunca lo fue, pero este punto lo retrata muy bien, al sí estar de acuerdo en las graves violaciones a los derechos laborales de los obreros, como el trabajar hasta catorce horas diarias, salarios insuficientes, que lo eran a un más por las deudas contraídas en las llamadas tiendas de raya, lo que género en dichas huelgas donde al final los empresarios y el gobiernos fueron insensibles a estas demandas justas. (2012: 196,198).

Sin embargo hace un acto de ventriloquia al hacer hipotéticamente hablar a Díaz  para justificar el no cumplimiento de las demandas de los trabajadores:

A pesar de que ustedes han obtenido pingües ganancias con sus establecimientos fabriles, pasan actualmente por una crisis muy seria y no quiero obligarlos a que aumenten los jornales de los operarios; pero sí exijo de ustedes que los traten con equidad, les proporcionen habitaciones higiénicas, no permitan que sean explotados en las tiendas de raya, con multas indebidas, ni con cualquier otro pretexto; por último, les exijo que sostengan el número de escuelas suficientes para educar a los hijos de los obreros. Para esto último, si es necesario, ayudará la nación; pero lo esencial es que no falten escuelas. (2012: 200).

Primero, con los salarios paupérrimos difícilmente se puede hablar de pingues ganancias y más aún, en lugar en ese hipotético dialogo de Díaz de decir que no sean explotados en vez de pedir la cancelación de las tiendas de raya por ser robo a la dignidad de los trabajadores que en ese lugar solamente podrían adquirir artículos de primera necesidad a un precio tres veces mayor, donde muchas veces tenían que endeudarse por no poder pagar todo lo necesario; lo que hacía que al morir esa deuda fuera heredada a los hijos.

En segundo lugar, el siguiente comentario de su libro indigna porque habla de un sujeto carente de conciencia de clase y tomar a la ligera las consigas obreras que son justas, al decir que: “Poco o nada modificó las tarifas de pago. Le concedemos en este punto razón, pues los obreros escogieron un momento económicamente inoportuno para declararse en huelga, y forzosamente tendrían que sufrir las consecuencias de su imprevisión”. (2012: 200).

Tener hambre y pedir lo que es justo es un derecho no reconoce calendarios, ni es un acto de imprevisión como lo quiso presentar Madero, es como decir que los trabajadores son ineptos, carentes de sentido común con su empleador, siendo que a los obreros se les obligaba a trabajar, porque los tenían sujetos a las deudas de las tiendas de raya y por ende decir que les concedía la razón a los empresarios y regaña a los obreros por ser imprevistos, es mostrar a Madero de cuerpo entero: era un empresario, un burgués que veía más por los intereses de su grupo que de los del pueblo.

En los siguientes apartados del capítulo en el tema de la instrucción pública, señala que para 1900 solo sabe leer y escribir el 16% de la población, lo que es la prueba más elocuente del fracaso de la administración del general Díaz en ramo de tan vital importancia. En el ramo de relaciones exteriores menciona que no se aboga por una política hostil a nuestra vecina del norte; y aboga por una política más digna, para que nos trataran con más consideración. Lamenta que no se haya hecho mayor esfuerzo para estrechar las relaciones con las repúblicas hermanas de Centro y Sudamérica. (2012: 204 y 213).

En la antepenúltima parte de este capítulo, al hacer un balance del progreso material, en la agricultura, minería e industria y la hacienda pública de nuevo vuelve a alabar al régimen de Díaz y demuestra nuevamente sus ambigüedades y uno se pregunta ¿entonces para que escribió ese libro y para que llama a elecciones para derribar al régimen?:

Lo único que ostenta la administración del general Díaz en su apoyo, es nuestro progreso material… Todo es muy cierto; nuestro progreso económico, industrial, mercantil, agrícola y minero, es innegable. Ya lo hemos dicho: el general Díaz hará al país todo el bien que pueda, compatible con su reelección indefinida. Pues bien, si es cierto que en el orden de libertades todas constituían un estorbo para lograr su fin, por cuyo motivo ha procurado acabar con ellas, no pasa lo mismo con las cuestiones económicas… Para llevar a cima esta obra, los dos factores más importantes han sido: la paz y la oleada de progreso material traída al mundo por el vapor con sus múltiples aplicaciones al transporte y a la industria… El general Díaz, consumado estadista y con sus grandes dotes administrativas, ha sabido fomentar nuestro progreso material, poniendo orden en todo aquello a donde alcanza su actividad. (2012: 213-214).

No solo llama faltas a las violaciones a la Constitución por parte de Díaz, sino que justifica la falta de libertades a cambio de una economía estable y si, había progreso, pero no para todos, sino solo para la alta burguesía y los políticos ligados al régimen, el pueblo llano vivía en un sistema esclavista no oficial con las tiendas de raya y más a un lo llama estadista siendo que era un dictador que conculco las libertades para llevar se progresó.

Y de nuevo en la parte final de ese capítulo al hacer un balance del poder absoluto en México representado por Díaz, olvida sus alabanzas y vuelve a la crítica, donde señala la desigual instrucción pública:

…mientras en la capital de la república y en las grandes ciudades se construyen costosos y espléndidos edificios dedicados a la enseñanza, y se mandan a educar a Europa muchos de los afortunados, permanece aún el ochenta y cuatro por ciento de la población sin conocer las primeras letras. (2012: 222).

Más adelante señala el empecinamiento de Díaz para dejar el poder a costa de los problemas que hay en el País, ya que:

…prefiere posponer su resolución indefinidamente, y está amontonando problemas que revestirán una importancia pavorosa cuando tengan que resolverse todos de golpe, con la muerte del que ha logrado mantener un equilibrio artificial en nuestra situación (…)En las esferas del gobierno predomina la corrupción administrativa, pues aunque el general Díaz y algunos de sus consejeros son honrados, no pueden por sí solos saber todo lo que pasa en la república; pero ni siquiera cerca de ellos; bien sabido es que entre las personas que los rodean se cometen grandes abusos, ya sea especulando con los secretos de Estado o ya por medio de concesiones ventajosas para ellos. (2012: 224 y 227).

2.-1E CAPÍTULO V “¿A DÓNDE NOS LLEVARA EL GENERAL DÍAZ?”

En este capítulo no hay mucho que analizar en vista de que es la continuación de los anteriores: redundante, justificación al general Díaz, señala que sería la continuación del poder absoluto y sobretodo reiterativo de las violaciones a la Constitución por parte de sus colaboradores (las llama faltas como he dicho), en este caso del vicepresidente Ramón Corral, responsable de la guerra del Yaqui y por ende de las muertes que ahí ocurrieron; y del general Bernardo Reyes Gobernador de Nuevo León, responsable de la muerte en una manifestación en su contra en 1903 por haberse reelegido una vez más. (2012: 236, 242, 243)

2.-1F CAPÍTULO VI “¿ESTAMOS APTOS PARA LA DEMOCRACIA?”

La sola pregunta del capítulo ofende a la inteligencia, como si para ser libres se necesitaran condiciones para ello, como si la dictadura fuera un acto de redención para poner a prueba a un pueblo su grado de civilización para poder vivir en paz, siendo que una dictadura hace lo contrario y sobretodo como dije esa ambigüedad de honrar al dictador que es la constante en el libro, que nada más falto que se lo dedicara, donde como dije parece justificar a Díaz sus años de dictadura, deslizando la idea de que nos lo merecíamos, por lo que señala:

La obra del general Díaz ha consistido en borrar los odios profundos que antes dividían a los mexicanos y en asegurar la paz por más de treinta años; esta, aunque mecánica al principio, ha echado profundas raíces en el suelo nacional, de tal modo que su florecimiento en nuestro país parece definitivo. La mano de hierro del general Díaz, acabó con nuestro espíritu turbulento e inquieto y ahora que tenemos la calma necesaria y comprendemos cuán deseable es el reinado de la ley, estamos aptos para concurrir pacíficamente a las urnas electorales y depositar nuestro voto. (2012: 266).

Bueno, si Díaz ha preservado la paz de acuerdo al libro ¿entonces para que impedir que se reelija el dictador? Esas ambigüedades son la constante, incluso señala que si el dictador respeta la voluntad nacional, “…el final de su carrera será tan glorioso, que opacara su historia anterior y las faltas por el cometidas aparecerán paliadas ante los fulgores de su gloria” (2012: 269), es decir, si permite que se respete la voluntad popular, nada paso, sus crímenes, que no faltas se olvidaran, el famoso borrón y cuenta nueva, lo que ha lacerado al país como lo es la impunidad donde los poderosos se salvan de ser juzgados. En 1908 Madero estaba de acuerdo en eso. Vaya héroe de la democracia.

Al final del capítulo, de nuevo los devaneos y las contradicciones de su pensamiento, donde como dije le da el beneficio de la duda a Díaz de que respetara la voluntad popular, después señala que:

El militarismo será el principal escollo, con que tropezara el pueblo  para hacer uso de sus derechos electorales y que desde luego el general Díaz que debe el poder  a su espada victoriosa, difícilmente permitirá le sea quitado mientras su espada conserve su prestigio. (2012: 276).

2.-1G CAPÍTULO VII “EL PARTIDO ANTIRRELECCIONISTA

En este último capítulo señala la solución para llevar la democracia y el fin de la dictadura es la creación del Partido Anti reeleccionista para sustituir el gobierno absoluto de uno solo por el gobierno constitucional de todos los ciudadanos, donde presenta el programa de dicho Partido:

1.- Al obtener el triunfo [en la presidencia] y al estar integradas la cámaras con representantes legítimos, trabajar para que se decreten leyes, para evitar que un solo hombre concentre en sus manos todos los poderes.

2.- Adoptar en la Constitución federal y en las locales de los estados, el principio de no reelección.

3.- Los principios que servirán de programa al Partido Anti reeleccionista serán: Libertad de sufragio. No reelección.

4.- Estudiar si se debe modificar la Constitución para adoptar el Parlamentarismo con ministros responsables y un Presidente que no gobierne. (2012: 282 y 284).

En la teoría se lee un programa ambicioso, diferente, acorde a lo que en la época se necesitaba para sacudirse la dictadura y llevar la justicia social a la población que lo necesitaba, sin embargo, dada la admiración que sentía por el dictador y la ingenuidad de Madero, su programa no tenía viabilidad y llevaba a más de lo mismo al señalar en el capítulo de quien sería el candidato del Partido para las elecciones presidenciales, señala que en una convención electoral se nombrara por mayoría de votos quien sería el candidato, sin embargo la decisión final la tendrían la directiva del club central, o del comité que se nombre por delegados de los estados y distritos de la Republica,(2012: 293) es decir las decisiones cupulares por encima de la voluntad popular, las decisiones de unos cuantos por encima de los intereses de la mayoría, primera fisura en su programa democrático.

Segunda fisura, la sugerencia para el que el candidato a la presidencia fuera alguien de la administración de Díaz, según él las ventajas  al escoger el Partido su candidato entre los miembros de la actual administración, “…demostrara que no lo guían ambiciones personales ni espíritu de oposición sistemática, lo cual constituiría la mejor prueba de la pureza de sus intenciones y de su verdadero patriotismo. (2012: 293).

Lo que nos dice con eso es que todo cambie, para… seguir igual, donde no se trata de pureza política o de patriotismo, sino de sentido común, es como si al ser derrotado el Tercer Reich, se le hubiese ofrecido el puesto de canciller a Hermann Göring.

Tercera fisura, la absurda idea de llevar las negociaciones para hablar con el general Díaz y lograr:

…con él un pacto o convenio, que daría por resultado arreglar la gran cuestión electoral fraternalmente entre la gran familia mexicana…este convenio podría consistir en que continuara en la presidencia el general Díaz, aceptando como vicepresidente al candidato en quien los demócratas se hubieran fijado para el mismo puesto. (2012: 294).

Si ha señalado que el general Díaz con la fuerza de su espada impediría que le arrebataran el poder, la sola idea de proponerle un pacto para que permita que alguien de la oposición sea su segundo y que esto sea una transición pacífica dada la avanzada edad del dictador, este moriría en poco tiempo y por prelación  llegaría al poder el vicepresidente, es a todas luces algo descabellado, ingenuo y desconocedor de los vicios del poder, donde el que lo tiene difícilmente lo quiere dejar, como ha ocurrido desde que México es independiente.

 Dos años después, se comprobarían estas ambigüedades, desatinos, disparates, ingenuidades y la falta de la estatura política para ser un estadista, donde como se refleja en el libro, quería que todo cambiara para seguir igual, dado que no entendió que por más beneficios de desarrollo en México, eso no se reflejó en el bienestar de la mayoría de los mexicanos que Vivian casi como esclavos en las tiendas de raya y más aún, al llamarles faltas y no violaciones a la Constitución lo realizado por el dictador, donde se veía como ocurrió que no lo juzgaría, en el libro cierra con algo que indigna al decir que:

El general Díaz que tiene derecho a pasar los últimos años de su vida con entera calma, acompañado por las bendiciones del pueblo, arrullado por la gratitud nacional, tendría que resignarse a vivir en constante zozobra, a no ver en el pueblo sino rostros sombríos, a no adivinar en su siniestro silencio, sino protestas de indignación y las maldiciones que siempre acompañan a los tiranos de la Tierra. (2012: 303).

 

3.- LA ELECCIÓN DE 1910 Y EL INICIO DE LA LUCHA POR EL PODER

Como ya había señalado en el capítulo anterior, con la creación del Partido Antirreleecionista y su programa, este se presentaría a las elecciones de 1910, resultando Madero el Candidato creyendo que se respetaría la voluntad popular como lo había profetizado en su libro, sin embargo la realidad fue otra, Díaz se alzó con el triunfo y Madero fue encarcelado y al ser liberado, huye de México hacia San Antonio, Texas, para conseguir apoyo, financiamiento y municiones.

El resultado de su estancia fue el Plan de San Luis Potosí, donde exponía sus razones para la rebelión, que contrastan con su cándido libro, donde se ve que la realidad lo alcanzo, que no es lo mismo ver a México desde su hacienda que a ras de suelo, en una parte del Plan señala:

Desde que me lancé a la lucha democrática sabía muy bien que el general Díaz no acataría la voluntad de la Nación, y el noble pueblo mexicano, al seguirme a los comicios, sabía también perfectamente el ultraje que le esperaba; pero a pesar de ello, el pueblo dio para la causa de la Libertad un numeroso contingente de mártires cuando éstos eran necesarios, y con admirable estoicismo concurrió a las casillas a recibir toda clase de vejaciones. (Citado en Del Rio, 2012: 65).

Los puntos más interesantes del Plan que después contrastaran más adelante con el fin de la dictadura de Díaz son:

1º Se declaran nulas las elecciones para Presidente y Vicepresidente de la República, Magistrados a la Suprema Corte de la Nación y Diputados y Senadores, celebradas en junio del corriente año.

2º Se desconoce al actual Gobierno del general Díaz, así como a todas las autoridades cuyo poder debe dimanar del voto popular.

3º …Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han sido despojados de sus terrenos, por acuerdo de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales de la República. Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan arbitrario, se declaran sujetas a revisión tales disposiciones y fallos y se les exigirá a los que los adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los restituyan a sus primitivos propietarios, a quienes pagarán también una indemnización por los perjuicios sufridos. Sólo en caso de que esos terrenos hayan pasado a tercera persona antes de la promulgación de este Plan, los antiguos propietarios recibirán indemnización de aquellos en cuyo beneficio se verificó el despojo. (Madero, 1976: 20).

Con esto se inicia lo que llaman Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 1910 y lo que llama la atención no es solo la rapidez con que termina: menos de seis meses, el 21 de mayo de 1911, sino el resultado:

En el Tratado de Ciudad Juárez, se convino las renuncias de Porfirio Díaz y de Francisco I Madero, como presidente de hecho y provisional respectivamente; que el ministro de Relaciones, Francisco León de la Barra, asumiera la presidencia interina para pacificar al país y para que convocara a elecciones generales; se acordó la amnistía por delitos de sedición y el licenciamiento de las fuerzas revolucionarias. (Ulloa, 1999:1085).

Con esto no es una Revolución social como he venido señalando, sino  la lucha por el poder y no solo contradice lo que plasmo en su libro Madero, sino el Plan mismo, no solo se desarma a los revolucionarios y no al ejercito de la dictadura, permite que el dictador causante de la miseria del País renuncie tranquilamente sin pedirle cuentas, permitiéndosele que se vaya de México como si nada; no sin antes nombrar un nuevo gobierno con los mismos personajes que formaban parte de dicha dictadura, como dice Ulloa:

Si la lucha armada se hubiera prolongado un poco más, los revolucionarios habrían adquirido mayor cohesión y sin condiciones hubieran acabado con el porfiriato […] esto significó un retroceso porque la revolución le reconocía validez al gobierno que combatió, aplazaba el cumplimiento del Plan de San Luis Potosí y dejaba pendientes las reformas sociales, económicas y políticas que los maderistas habían prometido a la nación. (2012: 1084-1058).

Fue un retroceso enorme que violaba lo plasmado en el Plan, dejando no solo las cámaras de diputados  y senadores intactas, así como las legislaturas en los estados, además como apunta Ulloa: “Además de que dejo intacta la maquinaria administrativa, el poder judicial y el ejército porfirista; la “crema de los conservadores” siguió manejando los grandes negocios y Madero quedo atrapado en las garras del régimen  vencido”. (2012: 1058).

Vencido en la forma, mas no el fondo dado que los negocios y por ende las condiciones de los trabajadores quedaron también igual, era como si no se hubiese terminado con el régimen, y no fue así, al estar todas las estructuras, solo cambio de manos el poder al quedar como se estipulo, como Presidente el titular de exteriores, Francisco León de la Barra, que como recuerda Del Rio:

De la Barra jamás había desempeñado puestos políticos, por lo que personalmente carecía de partidarios a la par que de enemigos políticos; su vida pública se había confinado en los últimos años a la representación diplomática de México en el extranjero. (2012: 92).

Si bien su gobierno duro cinco meses, esto permitió el afianzamiento de los porfiristas en el poder, en vista de que al ganar las elecciones Madero en octubre de 1911 no solo se intentó adelantar el desarme de los revolucionarios, sino que en su gabinete, en su mayoría eran porfiristas, donde llama la atención el cargo de su Tío Ernesto Madero en la cartera de Hacienda, el cual era porfirista, es decir parafraseando el dicho puso la iglesia en manos de Lutero.

Si hubiese sido una revolución social y no una lucha por el poder de parte de Madero, que no tenía idea como he señalado también de la situación social del País, lo corto de la Revolución habría sido suficiente para pacificar al País, desmontando al antiguo régimen, porque como señala Martínez Assad:

La Revolución es, ante todo, un cambio cultural que afecta al conjunto de la sociedad; es además, la realización de un proyecto colectivo que reestructura las relaciones sociales y económicas en el marco de una nación y acepta la dirección de un Estado que se articula en el transcurso del movimiento. Sin embargo, y siguiendo a Gramsci, esa Revolución puede ser pasiva sino revoluciona las superestructuras y no instaura un nuevo aparato de hegemonía en el transcurso de un movimiento de largo alcance. (2001:359 las cursivas son mías).

Lo que llevo a su posterior asesinato por parte de Victoriano Huerta que devino en una nueva dictadura, una nueva lucha por el poder por parte de Venustiano Carranza, la exigencia de Villa y Zapata del cumplimiento del Plan de San Luis, para que el pueblo tuviera tierras y una mejor vida, siendo estos asesinados por ese hecho; y lo que dio pie de nuevo al asesinato de Carranza por que al igual de Madero no tenía una base social y no había desmontado a un los vestigios del régimen anterior, generando una vez más un vacío de poder que vino a llenarlo un grupo de sonorenses encabezados por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, esa posición conciliadora de Madero “reforzaron las tendencias jacobinas y el principio, levantado por el obregonismo, de que el poder no se comparte”. (Martínez Assad, 2001:361).

4.- LOS RESULTADOS DE LA LUCHA ARMADA POR EL PODER

El Estado revolucionario volvió, de manera implícita, a la vocación tutelar del poder característica del siglo XVI. El proyecto igualitario de la Constitución de 1917 y la noción misma de una “justicia social” en la que el Estado tutela, provee y protege a las clases desvalidas, recordaba nítidamente a las Leyes de Indias. El Estado revolucionario asumía para si una responsabilidad opuesta a la del árbitro imparcial del esquema liberal. Acusando mucho más los rasgos paternalistas del régimen porfiriano, se echaba a cuestas una tarea de manumisión social. (Krauze, 1997:25).

En lo político se pasó de una dictadura a una dictadura perfecta como acuño Mario Vargas Llosa, que si bien al menos en la letra, ninguna de las garantías individuales sufrió menoscabo, sin embargo como anota Krauze “…todas las libertades políticas y en particular, la limpieza del sufragio, seguían coartadas mediante métodos que no imagino siquiera Porfirio Díaz”. (1997: 28).

Otro retroceso fue el hacer del poder presidencial no solo un poder heredado, sino que se hizo un rey de barro, pero rey al fin en la figura del “señor Presidente” lo cual:

 

A despecho de la retórica, las deudas políticas con el porfirismo eran evidentes. Un rasgo esencial de continuidad estaba en la sacralidad casi prehispánica de la institución presidencial, que también encarnaba Porfirio Díaz y que paso intacta a los jerarcas de la Revolución. Lejos de acentuarse con los años, esta concentración imperial de la autoridad se acentuó…En una palabra, la legitimidad del nuevo Estado abrevaba en dos poderosas fuentes: la que Max Weber llamo la «rutinización del carisma» (en este caso de los generales revolucionarios) y la rica tradición política de México, sobre todo en la etapa virreinal, actualizada por don Porfirio. Por eso mismo, el nuevo Estado no era democrático. (Krauze, 1997: 28-29).

 

Así también esa lucha armada por el poder, donde el Estado-nación mexicano surgido de ese proceso modeló la identidad nacional por decreto, utilizando como elementos centrales la relación con la tierra usando a Zapata y Villa como referentes, aun cuando los asesinaron, la religión católica, los grupos mestizos aculturados y los bienes inalienables de la nación, teniendo como bandera política el supuesto triunfo de la revolución social, tutelado por un partido que usurpo la democracia y la justicia social, esto como dice Manrique “…dio material a pasto para amachinar más la ya de por si hibrida, ramplona y mediocre imagen de la identidad mexicana; imagen que no se alcanza a distinguir por difusa y chafona”. (1999:385) La cursiva es mía).

 

Como señala  Bartra “la idea de que existe un sujeto único de la historia nacional –el mexicano– es una poderosa ilusión cohesionadora, que sirve para legitimar al Estado moderno”. (Citado en Carreño King, 2000: 23).  

 

Después de la lucha por el poder:

Los programas educativos se orientaron, así, a difundir la idea de un país con la característica de que entre sus fronteras todo era igual, apenas con algunas diferencias geográficas. La identidad se confundía con la idea de patria y se articulaba en torno al nacionalismo forjado en las gestas heroicas del siglo XIX. (Martínez Assad, 2010: 324).

Pero la retórica contradice a la realidad, donde se deja de lado al indígena que es parte del mito fundador de la identidad nacional, más no un elemento activo de la vida del país.

Son tratados mediante la política paternalista del indigenismo, se les considera imposibilitados para vivir en el mundo moderno, sin embargo, se les quiere conservar o rescatar, intentando mantener su cultura inamovible, como si de un museo se tratase. Es necesario que los indígenas se mantengan puros, aunque sea en el discurso, con la finalidad de mostrarlos como una forma de rescatar la sabiduría de los pueblos de América, nuestra memoria ancestral. (Zúñiga, 1998: 145-146). 

Aunado a que los términos empleados en el discurso tienden a igualar a las distintas etnias, donde de acuerdo a Martínez Assad se cuenta en el país con “más de 60 pueblos hablantes de otras tantas lenguas indígenas” (2010: 320), que no se reconocen como iguales entre sí, y que de hecho pueden ser muy diferentes, por lo que no se puede homogenizar lo heterogéneo.

La derrota del movimiento campesino encabezado por Zapata y Villa, llevo a una lucha de caudillos los cuales se apropiaron del discurso de reivindicación para justificar el secuestro de México plasmándolo en la Constitución del 17, la cual como señala Garrido:

La Constitución fue la obra de una elite surgida de las facciones victoriosas de la Revolución, que representaban en el Congreso esencialmente los intereses de las nuevas capas medias de la población, y al aceptar la urgencia de realizar ciertas reformas, los diputados al Constituyente no consagraron más que parcialmente las reivindicaciones de las masas campesinas del sur, que sosteniendo el Plan de Ayala exigían la realización de una reforma agraria radical [así como]…el establecimiento de instituciones democráticas y la reconquista de las riquezas básicas del país, y ninguna de estas aspiraciones fue realizada en la década siguiente. (1986: 44-45).

CONCLUSIONES

Vivimos en una sociedad liquida, parafraseando a Bauman que a grandes rasgos señalaba el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos. Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles. Como lo expresa Bauman:

…la identidad con el paso a la modernidad dejo de ser algo “dado”, el producto de la “divina cadena del ser” y se convirtió en un “problema” y en una tarea individual  porque pertenecer resultaba natural y dado que el hombre estaba confinado localmente, la comunidad a la que se adhería era una comunidad personal, cara-a-cara, que no trascendía su wetware, es decir, lo que su cuerpo podía abarcar y controlar; en cambio, con la erosión de esos minimundos propiciada por la industrialización, el individuo se tiene que adherir a una totalidad que trasciende su wetware, esto es, se debe identificar con una totalidad abstracta, con una “comunidad imaginada”. (Citado en Martínez Sahuquillo, 2006: 813, cursivas en el original).

Por ello la identidad nacional también es líquida, donde en una sociedad postmoderna que siente lo identitario, pero no lo ve de forma trágica, en la que prevalece la preocupación por el bienestar económico, y que constata una gran desafección hacia la política y las ideologías tradicionales, donde existen regionalismos como lo señale en el caso de México y que origina diversas cosmovisiones en un mismo país, que llevan a llamar a separatismos producto de esa homogeneización por decreto.

Por lo que estas sobreposiciones de identidades, como dice García Castro:

… muchas veces llevadas a cabo violenta o autoritariamente, y que no logran una real integración de la identidad nacional propuesta por el Estado con las identidades nacionales no estatales o pre estatales a las que el Estado quiere someter a su hegemonía, es desde luego una causa muy importante de la presencia actual de los movimientos nacionalistas o los procesos separatistas, que se presentarían hoy como reapariciones de formas de integración social previas al control del Estado-nación.(1993: 34)

Resultado de una lucha armada por el poder, el proceso identitario violento para ser por decreto un país homogéneo se desmorona con los “tres Mexicos” que se tienen, por ello sigue diciendo  García Castro que:

…cuando las condiciones objetivas de vida están cada vez menos marcadas por rasgos esencialistas ineficientes, lo menos que podemos pensar es que el discurso nacionalista ha dejado de tener los grados de funcionalidad para el sistema político que tuviera durante los años del nacionalismo revolucionario. (1993:39).

La herencia de ese proceso es negativa en todos los frentes, por lo que como dice Kuntz Ficker:

Sin  embargo, al preguntarnos por los contenidos de esa herencia vienen a la mente las imágenes características de la retórica oficial: el nacionalismo revolucionario, la justicia social, el Estado rector-arbitro-protector. En suma, la autoconciencia acrítica y complaciente del régimen surgido de la revolución. En algunos momentos estas imágenes encontraron correspondencia con los hechos: las expropiaciones, las movilizaciones obreras y campesinas, la reforma agraria. A partir de cierto punto, sin embargo, aparecieron como discurso legitimador de un régimen autoritario y excluyente…En otros más, aquellos contenidos han sido suplantaos por la historia oficial, de manera que lo que consideramos como un rasgo característico del México surgido de la revolución simplemente nunca estuvo ahí…incluso en la era “pospri”, las agencias gubernamentales definen los contenidos indispensables  de la historia nacional y vigilan que los libros de secundaria  y preparatoria se ciñan a programas elaborados hace más de 20 años. (2002: 23-24).

Por ello, lo que debería ser la identidad para que no se convierta en una camisa de fuerza, como mencionan Nivon Bolan y Ramírez Sánchez:

En otras palabras, la identidad es ante todo un sentido de continuidad y no un molde homogéneo de elementos culturales; permite la permanencia, pero también el cambio; echa mano de recursos simbólicos provenientes del pasado al tiempo que los resignifica o transforma bajo la presión  de nuevas necesidades  o de conflictos no resueltos. (2002: 320).

Por ello una de las virtudes de la política gubernamental debe llevar a la flexibilidad con esa sociedad liquida que se transforma, si no quiere verse atenazada por la realidad mediática esculpida a diario en el escaparate rutinario de las imágenes y un individualismo del “sálvese quien pueda” que contradice esa homogeneidad por decreto.

¿Qué significa ser flexible? Significa que no estés comprometido con nada para siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en el que sea requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Y esto está por todas partes.

Los movimientos nacionalistas que buscan la independencia en Cataluña en España y los kurdos en Irak son un ejemplo de que no hay una adhesión a seguir formando parte de un Estado-nación, como dice Martínez Sahuaquillo:

…debido a diversas causas que lo hacen más débil, surgen movimientos nacionalistas infraestatales que ofrecen a sus seguidores lo que aquel ya no está en condiciones de ofrecer: una comunidad con fuertes vínculos de cohesión entre sus miembros y en la que supuestamente va a reinar una unidad de sentimientos y creencias sin fisuras, algo parecido a lo que Durkheim pensaba cuando acuño la expresión “solidaridad mecánica”. (2006, 8229).

Es la fragmentación, la cohesión parece un queso gruyere donde impera la confrontación, como recuerdan Bejar y Rosales, durante los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000:

Decenas de nuevas banderas en el estadio olímpico son la evidencia de los procesos de fragmentación de unidades multinacionales y la emergencia de nuevos colectivos con voluntad para asumir un proyecto nacional propio…En el nivel de lo inmediato, lo que se vive a diario en la mayoría de los países del mundo es la confrontación, entre las formaciones culturales endógenas, con un modo de vida impuesto por la esfera de las necesidades materiales y de los intercambios simbólicos cristalizados en rutinas y, sobretodo, por la preeminencia del uso del dinero como fetiche universal de cambio.(2002:20 y 22).

Esta confrontación es resultado de colapsos políticos que como menciona Alducin:

…abre la puerta a la toma de conciencia de los pueblos, de quienes son y de su identidad. Son reacciones de defensa, de revancha y de ajustes de cuentas, en gran parte históricas, guardadas hace generaciones ante un enemigo, ante un extranjero con el que no hay identificación. (1999:115).

Se debe tener cuidado con que todo esto no se limite a ser considerado un espectáculo efímero en el que la sensación y el corto plazo anulen al pensamiento. Vivimos una sociedad cada vez mejor formada, pero a la vez necesitada con urgencia de unos valores alternativos más fuertes; una sociedad cada vez más compleja y más híbrida, porque parafraseando a Marx, todo lo solido… se desvanece en el aire.

OBRAS CONSULTADAS

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