SALVANDO A PACHAMAMA
SALVANDO A PACHAMAMA
Por: Un tal Polibio D Arcadia
Las nubes lejanas sobrevolaban el cielo, siendo
testigos de la historia que próxima se cuenta, este es un mundo de entes que no
existen y que actúan como dioses en el destino de los hombres, unos pueden
llamarlos ideales, sentimientos o simple obstinación.
Colibrí acabado de nacer observa una guerra en el
palacio de su madre, resulta que su hermana mayor Luna junto con sus hermanas
han decidido destruir a su madre llamada Tierra, ésta espera el momento de la
derrota final.
Sus fuerzas, conformadas por un ejército de animales
obedientes y sombras producto de su voluntad, al igual que ella, se rinden ante
el embate de lo desconocido.
Es el momento en que la muerte espera para llevarse a
alguien más, el ejército invasor conformado por las Moiras, comandadas por la
Diosa Luna, avanzan ante los cuerpos de los vencidos.
Cloto hilaba la hebra de vida y decidía quien moría y
quien vivía en su rueca. Láquesis con su vara media el hilo de la vida y echaba
en suerte cada destino de prisioneros que caían en sus manos y la más
sanguinaria Átropos con sus detestables tijeras mataba sin piedad a todo ser
vivo humano o no humano que tenía la desgracia de cruzarse en su camino.
Los últimos soldados de la resistencia que se salvaron
del festín sanguinario, huyeron rumbo a los cerros. Fobo y Deimo al
frente de las tropas vencedoras y su capitana realmente solo vienen a
conmemorar la victoria final de una batalla constante que viene desde los primeros
escritos, estas fuerzas rivales se han disputado siempre el dominio de los
hombres comunes, ahora es la hora en que Luna se coronará como Diosa única
dentro de la ciudad de los Dioses.
Tierra ya sabiendo que solo era cuestión de tiempo de
caer en manos de su hija decidió al final ceder a cambio de la vida de su
último hijo, este hijo llamado Colibrí, el cual se encontraba en el momento de
la captura de su madre observándolo todo desde un agujero en la pared, siendo
realmente un pequeño Colibrí, contiene dentro de sí una de las piedras nodales
de esta historia y los acontecimientos que resulten serán consecuencia directa
de sus actos.
Escondido en el palacio, en una habitación secreta
junto al terraplén principal observa a su madre esperar, con la apariencia de
una joven mujer en extremo hermosa, la llegada de Luna. No espera mucho, al
final pudieron haber sido años y sin embargo es considerado poco tiempo,
finalmente una de las tres partes principales ha cambiado de bando.
-Mucho tiempo sin verte madre.
Luna sube por las escaleras y su voz se escucha
ascendiendo.
-Mucho tiempo realmente, -sigue Luna hablando ahora,
ya frente a Tierra-, no es de esperar que por fin este día llegara, madre, de
cualquier forma es hora de tomarte presa.
Tierra, inexpresiva fija sus ojos en Luna y le espeta:
-Luna, hace tiempo estando juntas te dije que tenía
una noticia que darte: que tenía parásitos viviendo en mí y tú exclamaste
¡Qué Horror! ¡Mátalos!
¡No! Te respondí de inmediato. Sería injusto, tienen
derecho a la vida, pero sobretodo ya están muertos porque solo viven buscando
las sobras.
Te arrepentirás luego, me dijiste. Ahora que
estas frente a mí, no me arrepiento de no haberte matado, porque sabía que tú
harías eso, pero los hombres que te siguen harán lo mismo que conmigo:
Me han quemado, han dejado mi piel reseca,
contaminaron mi aire, rompieron mi cubierta protectora, arrasaron con mi
cuerpo, perforaron mis entrañas. Así que te llevaras las sobras, serás la Reina
de la nada.
Tierra hasta entonces inexpresiva sonrió y cerró los
ojos.
Luna sin decir nada a lo que acababa de escuchar,
porque la traición no escucha, esta negada para ello, por eso solo paseaba el
filo de su hoja por el rostro de Tierra. Esta, quieta y silenciosa espera su
suerte, sabe que ya está perdida y no solo eso, sabe también que este
acontecimiento marca el nacimiento de una nueva época, un tiempo libre de
seres como ella. Cosa que Luna desconoce.
Viento observaba desde uno de los ríos que cruzan a un
costado del palacio de Tierra, allí espera la retirada de Luna.
Viento es padre de Colibrí, en esta historia nadie
nace por obra divina, así que espera paciente, su condición no le permite
cometer el error de ser siquiera herido por sus contrincantes, en este momento
solo le importa el ave que escondida esta.
Se acuclilla y ve salir a Luna de piel blanca coronada
por el espejo que humea, se ha convertido en un ser casi luminoso, refleja toda
la belleza del sol sobre su rostro, refleja al igual toda la belleza de la
penumbra sobre su cuerpo, refleja la sed de poder y la obsesión de su nuevo
amante.
Ha cortado en partes a Tierra para poder llevarla
hasta su ciudad sagrada, debo decir que no posee otro modo de transportarse más
que caminando y este es un tiempo de crisis y de sequías, entonces, cada uno de
sus guerreros carga una parte de Tierra, unos llevan sus piernas, otros llevan
sus brazos, otros más allá toman su cabeza o el tronco, otros sus senos y otros
sus nalgas, otros su cabello y otros sus pies, otros llevan su alma.
Luna con mucha precaución ha decidido llevar el peso
de su energía viviente, esto para que no se fuera a perder durante el camino,
si eso llegase a pasar nunca podría volverla a armar. Por fin se aleja la
peregrinación de colores plateados rojos y azules alejarse cantando la
desgracia de Tierra.
Viento entonces, seguro de no ser castigado comienza a
cruzar el río que lo separa del ave, primero se quitó sus ropas para
sostenerlas sobre su cabeza mientras cruza por un banco de piedras, el agua
está casi quieta y no le llega siquiera a los hombros, después de cruzar se
viste y toma la entrada oriente del palacio.
Sigue por un pasillo largo mal iluminado que huele
a la humedad de la roca, caen gotas del techo y pequeños charcos en el
suelo, sigue caminando hasta el final del pasaje y se encuentra frente a un
muro con un agujero al centro por donde no cabe más que un puño.
Entonces, Viento toma su ombligo y lo comienza a
introducir por la redonda abertura, así, su cuerpo liviano como un soplo de
humo pasa por entre las paredes hasta un cuarto diminuto iluminado por lámparas
de aceite con aromas de ámbar.
Dentro una loba mira fijamente a Viento.
-Has tardado sacerdote, es hora de irnos.
La loba así le hablo a Viento, el cual solo pudo
decir:
-Pacha, es hora de partir.
Entonces Viento se acercó al recién nacido y lo miró.
-Ya era hora de que aparecieras, dijo Colibrí.
-No podía venir antes, tenía que esperar a que los
acontecimientos que estaban escritos se cumplieran, le responde Viento.
Pacha la loba, los transporta a través de un pasadizo
para llevarlos sanos y salvos al trono ensangrentado donde murió hace unos
momentos Tierra y en un tono ceremonioso dice:
-Somos maestros y alumnos, ángeles mensajeros, dioses
guerreros de la Luz. Somos la primavera de una nueva oportunidad para hacer un
nuevo hábitat que nos envuelva de razón y amor a lo que tenemos. Luna se llevó
las sobras de lo que los hombres por su estupidez mancillaron, cuando la arme
de nuevo no encontrara nada, porque Colibrí era esa segunda oportunidad.
Viento, conmovido atina a decir:
-De la muerte nace la vida, de la vida nace la
esperanza, de la esperanza nace una segunda oportunidad, esta será la redención
de los hombres que saben apreciar su entorno, los que no, se fueron con Luna y
perecerán en su aventura.
Es hora Pacha de que se cumpla lo que estaba escrito.
Entonces Viento, toma en sus manos a Colibrí, lo
acaricia por última vez y este sabedor de su nuevo destino solo cierra los ojos
y se deja llevar por su Padre. Loba solo atina a decir:
-Sea, que se cumpla la escritura, estoy lista, son
estos tiempos de memoria, es hora de recuperar el olor de la tierra mojada al
alba, de abrir los ojos al horizonte para contemplar la hechura del mundo.
Es la hora de la cosecha y de abonar para lograr los
mejores frutos. Es tiempo de volver los ojos, de descubrir en cada pisada la
humanidad que anda el mismo camino. Es tiempo de saber de nuevo también que
somos de tierra, de maíz y de estrellas, de sol luminoso y de lluvia fresca, somos
lo que hoy hagamos germinar en la tierra.
Entonces Loba abrió sus fauces y Viento deposito a
Colibrí en estas, cerrándose de inmediato, para acto seguido desprenderse rayos
luminosos de su hocico hasta hacerla desaparecer.
Viento quedo cegado arrodillándose en el trono de
Tierra. Cuando la luz termino, Viento se levantó y vio que lo único que quedaba
de Loba y Colibrí era una mazorca de maíz.
La tomo entre sus manos y la deposita en el piso para
que se llenara de la sangre de Tierra que aún estaba fresca y ya una vez llena
de la savia de la vida, Viento ayudado con su fuerza la lanza al cielo para que
sus granos se esparzan por doquier.
Es así como Pachamama en forma de maíz nació de nuevo,
ahora somos granos de maíz, de una misma mazorca, somos una sola raíz de un
mismo camino para hacer que no vuelva a ocurrir que perdamos definitivamente
nuestro hogar.
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